Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100423
Legislatura: 1901
Sesión: 27 de Enero de 1902
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 104, 2147-2148
Tema: Política del Gobierno

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): He pedido la palabra para decir muy pocas al Sr. Martín Sánchez, que no ve más que aquello que le conviene, y que, llevado de una pasión política que yo no conocía en S. S. hasta estos últimos tiempos, contempla las cosas siempre bajo un prisma verdaderamente poco agradable. Su señoría no advierte reforma alguna, y todas las reformas que ha visto han consistido en un cambio de horas de oficina. Pues, ¿no sabe S. S. la oposición que se ha hecho al Ministro de Instrucción pública? ¿No las hay en Marina?¿No se han presentado proyectos de ley a los cuales no se ha atrevido hasta ahora Ministro alguno? Y en todos los demás ramos de la Administración, ¿no hay reforma ninguna? En el Ministerio de Hacienda, ¿no hay proyectos que dan lugar a larguísima e importante discusión? Y en guerra, ¿no se ha hecho nada?

No sea S. S. exagerado, que eso no conviene ni aun a S. S. mismo, porque cuando se exageran los argumentos, pierden fuerza. Vale más decir las cosas sencillamente, sin exageración ninguna. (Muy bien, muy bien.)

Que no ha hecho el Gobierno todo lo que S. S. quisiera que hubiera hecho, y sobre todo, cuanto el mismo Gobierno quería hacer. Es evidente, pero, ¿el que ha tenido tanto tiempo, después de todo? Cosas [2147] hay que no se han hecho porque ha sido imposible por falta de tiempo, pero ya se irán haciendo, y esté S. S. tranquilo que se irá haciendo más de lo que S. S. quiere. ¿Es que quiere que se hagan todas las cosas en un día? Eso es de todo punto imposible, que no se hacen leyes como se hacen buñuelos (Risas), y sobre todo, a gusto de todos, menos.

Esté, pues, S. S. tranquilo, y estelo también el partido conservador, porque todo se hará, y aún espero yo la oposición del partido conservador por ir demasiado allá en las reformas.

Sigue S. S. atribuyendo a debilidad del Gobierno cosas que suceden aquí y en todos los países de la tierra desgraciadamente. Enhorabuena, está bien, nosotros hacíamos lo mismo con el Gobierno anterior, pero si S. S. repara bien, sin que yo culpe al Gobierno anterior, pues no es mi ánimo el combatirle, no podrá menos de reconocer que no estamos peor que estábamos cuando el partido conservador se hallaba en el poder, respecto a cuestiones de orden público, pues ya sabe S. S. que entonces no se podía gobernar sin estar suspensas las garantías constitucionales. Así las encontramos nosotros, y ahora se gobierna con la normalidad correspondiente. (Muy bien, muy bien.) De manera, que créame S. S., ni para sus mismos fines conviene la exageración con que plantea las cuestiones.

Respecto a la culpa que echa al Gobierno de la cuestión religiosa, diciendo que por debilidad del Gobierno se ha suscitado, S. S. también está en eso muy equivocado, porque el Gobierno actual se encontró la cuestión planteada y tuvo que remediar muchos males y contener muchas perturbaciones a consecuencia de la cuestión religiosa. ¿Qué tenía que ver el partido liberal con la cuestión religiosa?¿Que no está resuelta? Pero no puede negarse que está aplacada. (El Sr. Conde de las Almenas: ¿Y quién trajo esa cuestión sino el partido conservador?)

De manera que yo, aunque creo que por prudencia no debo decir nada respecto de esta cuestión, no tengo más remedio al contestar que manifestar algo en defensa del partido liberal. El partido liberal no ha traído esa cuestión; lo que hace es procurar remediarla, va poniendo remedio, cree que lo pondrá eficaz a cuestión tan delicada, y si no ha podido hasta ahora curarla del todo, ha mejorado la enfermedad, puesto que es menos grave y ofrece menor peligro.

No tengo más que decir. (Muy bien, muy bien.)



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